Saturday, April 21, 2012

¿Existe alguna posibilidad de que el gobierno y el aparato del Estado actúen con dignidad y sentido democrático ?

Los nuevos actos terroristas estatales de ayer contra la Comunidad Autónoma Mapuche de Temucuicui confirman que la respuesta sigue siendo un rotundo NO.

El Estado mismo, en sus bases históricas, siempre ha buscado la forma de excluir al Mapuche, de mostrarlo como ajeno y como responsable de sus “medidas de protección ciudadana”, aunque estas lleguen al acoso desmedido contra todo un pueblo. La historia del Estado chileno contra nuestro pueblo originario se caracteriza por su racismo y la justificación de sus medios de constante protección a los sectores que han profitado del despojo. Por pedir justicia y exigir sus derechos se lo llama "enemigo". "No se ejerce violencia sino una perfecta justicia", dicen. Ni los observadores de los juicios contra el Mapuche o de Derechos Humanos, entre los que me incluyo, como tampoco los historiadores y el mismo pueblo víctima de esta guerra pueden estar de acuerdo con este juicio. Como las evidencias se esconden y el Estado criminaliza todo, no hay sino un causante: tienen que ser los mapuche. Lo vienen diciendo –mediante sus medios como El Mercurio desde el siglo XIX en sus editoriales- de que hay que eliminarlos. Se les ha mantenido mediante la fuerza bruta del Estado en condiciones sub-humanas y se les acusa a ellos mismos de esa realidad. Ponen a la cabeza de la represión a individuos que luego de la dictadura y de sus actos execrables, militarizan primero las fuerzas de Carabineros (General Bernales, bajo la presidencia de Ricardo Lagos, mantenida por …Bachelet) y hoy en día, por un general con turbio prontuario contra los derechos humanos que se jacta de “saber tratar a los indios” demostrando "como se los debe tratar" (casos de múltiples asaltos a las comunidades de Chekenko, Wente Winkul Mapu, José Guñón y otras en las que ordena y autoriza a sus hordas para que hagan temblar la tierra, como el caso de la Comunidad José Jineo (en Metrenko) donde el país entero vio  un video, hecho por una hija menor de la agredida, la valentía e impunidad de un miembro de las Fuerzas especiales golpeando a una mujer que tenía su hijo de dos años en brazos y los tirara a ambos al suelo. Dicha evidencia y otras similares en Temucuicui, Muko, José Guiñón y Wente Winkul Mapu (para hablar solamente de ese sector) llevaron a que la Corte de Apelaciones de Temuco ordenara la prohibición a Carabineros de seguir usando la fuerza desmedida, abusiva con armas químicas, balines metálicos en cantidades masivas (como los he visto yo mismo al llegar a esas comunidades poco después de “los guardianes del orden”).  

Pero el Estado es poderoso y tiene bien organizado y aceitado su aparato: El Ministro del Interior se ha negado a explicar en múltiples ocasiones en el Congreso (Comisión de DDHH’s) lo que es “su represión”. Su Intendente Molina, su subsecretario Ubilla, su General Iván Bezmalinovic –que tiene ya dos operativos en que se asesinó impunemente a Rodrigo Cisternas (obrero de la Celulosa Arauco acribillado en Laraquete 2007) y Jaime Mendoza Collío, comunero del Lof Chekenko asesinado bajo el gobierno Bachelet. Ambos siguen sin recibir justicia y a los responsables se los trata de héroes. Para resolver el conflicto con la Corte de Temuco se fueron a la Corte Suprema donde siempre encuentran oídos receptivos si se trata de culpar al Mapuche sin evidencias. La colusión del Estado funcionó y, pese a la evidencia y a la enormidad del crimen, la Corte Suprema entendió este “derecho natural” del Estado de poder golpear y abusar del pueblo Mapuche. Como era de esperar, un sistema de Justicia de una sociedad injusta, tenía que ser coherente: les permite seguir haciendo todo tipo de actos execrables, “a la chilena”, contra “su enemigo histórico”. Por eso hacen un nuevo asalto… y se permiten orquestar hasta un “crimen de un carabinero” y cargárselo al pueblo Mapuche lo que no logran ni siquiera a pesar de tener una Justicia Militar (es decir, cero justicia), un establecimiento político amaestrado y a medios como La Tercera, El Mercurio y la Televisión, completamente serviles a un Estado pro-lucro. La realidad es que los tres poderes del Estado y el gobierno, como jefe de orquesta de esta agresión permanente –guerra sucia para ser más precisos- creen que Chile es un Estado de derecho, transparente e ideal… Tanta es su mentira en el actuar que pretenden que somos una isla de paz y justicia en un mundo convulsionado y amenazado por enemigos fantasmas. El concepto de que es una sociedad basada en asegurar que las fortunas –y no el ser humano- persiste. Para ello tiene sus poderes y una Constitución hecha en dictadura y reverenciada en dictablanda. Carabineros va sin orden de allanamiento a asaltar nuevamente esa comunidad y sabe de su impunidad y protección asegurada.

Mientras se juzga a varios comuneros en juicios ajenos al debido derecho, donde se incluye a menores (que son a menudo torturados física y psicológicamente) se usa aún la Ley Anti-Terrorista (LAT).  Por ausencia de evidencias en estas causas, las Fuerzas Especiales -que parecen actuar independientes del Poder Judicial- asaltan brutalmente a dicha comunidad. Es la norma desde ya varias décadas y nada cambia. Las fuerzas aparecen anunciadas por un helicóptero (que pude ver en Enero 2010 y fotografié en el campo de René Urban, conocido “dueño” de grandes predios resultado del despojo al pueblo mapuche. Las cifras del costo de la “protección que recibe de Carabineros” son del orden de tres millones de pesos diarios ($1.095.000.000 al año… mucho, mucho dinero… que podría usarse en apoyo técnico, retorno de tierras, equidad y justicia en vez de colusión con un individuo racista, matón del sector que quiere poder “vender sus tierras a buen precio” (como lo hiciera Jorge Luchsinger, otro “compadre” de los que han recibido, como las forestales, la protección ilimitada y brutal de Carabineros) En el asalto de ayer usaron el helicoptero y las fuerzas especiales "se retiraron" al campo de Urban donde se las encuentra en forma permanente (el mismo lugar donde tomé esta foto el 12 de enero 2012(

Esta colusión y abuso desmedido de un Estado basado en sus mentiras y ajeno a los principios de Justicia y Equidad es lo que sigue confirmando el que Chile es un país que sigue limitando al centro de la Injusticia, como dijera hace muchas, muchas décadas nuestra Violeta Parra. El mundo de jauja que parece rodear al Presidente y a sus huestes administrativas es una pantalla inmoral que no podemos seguir aceptando. Las luchas actuales por los derechos fundamentales de todos los pueblos y de la sociedad civil van a establecer una Constitución digna, legítima y legal, como nunca antes hemos tenido (y cuya expresión actual es la peor de la historia). Los derechos humanos que se siguen violando para beneficio de empresarios y profitadores deben respetarse. Esta tarea es lenta pero avanza. El silencio que el Estado y sus gobiernos han impuesto está en jaque. La sociedad chilena no puede seguir siendo la misma y pretender ser respetable si mantiene esta complicidad que nos debe avergonzar y hacer que Chile cambie. Es tarea de la Corte Suprema entenderlo. Y del gobierno.

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